Skip to main content
ActualidadEuropaItalia

Motus Christi de Bolonia: En camino hacia Emaús

By 28 mayo, 2019enero 12th, 2024No Comments
Print Friendly, PDF & Email

¡Qué alegría haber podido compartir la gracia del Motus Christi! Este es el sentimiento que ha quedado en todos los jóvenes participantes, provenientes de Bolonia, Milán, Busseto y Fucecchio, durante los tres días que ha durado el retiro celebrado en la ciudad de Bolonia del 17 al 19 de mayo. Ha sido un pequeño grupo pero la gracia de Cristo nos ha acompañado con la puntualidad de siempre durante todo el fin de semana. Las meditaciones ahondaron en el texto del Evangelio de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35).

Nuestra hermana Mónica Cuiza y la superiora del Norte de Italia, Carmen Timoneda, junto con nuestro hermano Daniel Cárdenas nos han guiado en este camino al lado de Cristo.

Nuestra hermana Mónica nos ha recordado que tenemos que levantar la mirada para reconocer que Él camina a nuestro lado y que siempre nos dice: “no te preocupes, yo estoy a tu lado”. Solo así Cristo podrá romper en nosotros todo lo superfluo e inútil.

Pero, “¿de verdad nos sentimos necesitados de Él?, ¿o creemos saberlo todo?”, nos ha preguntado nuestro hermano Daniel. Solamente así, suplicándole que se “Quede con nosotros, que ya es de noche”, abrimos la puerta al encuentro con Cristo.

En conclusión, la superiora, Carmen Timoneda, nos ha invitado a vivir el sueño que Dios ha puesto en nuestros corazones, esa llama que no podemos apagar. Pero “no podemos entrar en nuestras conciencias solos”, decía Carmen, “es siempre necesario que alguien nos acompañe”. No suframos solos cuando podemos sufrir con Él, y no bajemos de la cruz, recordando que llegará aquel momento en el que nos dirá: “Paz a vosotros”. Soñar estar con Él y cuando estemos con Él seguir soñando. Hay que mirar a Cristo cara a cara; es una historia personal. Cada uno es con Él una historia de amor.

Esta historia de amor la hemos contemplado en cada uno de nosotros a través de una mirada, de una palabra, de una lágrima. Ahora tenemos que ponernos en marcha para que Cristo siga caminando a nuestro lado, y alcancemos juntos el maravilloso sueño de ser santos.