
Fernando Rielo puede ayudar mucho a quien se atreva a recorrer el camino del Evangelio.
Con ocasión del 21º aniversario del tránsito de Fernando Rielo, celebrado el 6 de diciembre de 2025 en la cripta de la Catedral de la Almudena, César Franco Martínez, obispo emérito de Segovia, ofreció una reflexión sobre la actualidad de su figura y la vigencia de su legado espiritual.
Compartimos a continuación una breve entrevista —con realización de Sandra Milena Ocampo— en la que monseñor Franco Martínez subraya la importancia de comunicar el mensaje que Fernando Rielo ha dejado y la experiencia de Dios que vivió, llevándolos a la práctica de forma ordinaria y sencilla. Como recuerda, la vida de fe se transmite precisamente en lo cotidiano: compartiendo con los demás aquello que uno mismo vive.
A continuación reproducimos íntegramente sus palabras.
Monseñor César Franco Martínez, obispo emérito de Segovia, habla de Fernando Rielo
Vivimos una época en la que Dios ha desaparecido de la escena pública, como nos han dicho los últimos papas. Y, por tanto, el mensaje de trascender lo que los sentidos nos dicen, de vivir en una mística que es la mística del Evangelio, la mística de Cristo —la de anonadarse para llegar a ser plenamente hombre, la de humillarse como se humilló Cristo hasta llegar a la cruz— resulta hoy especialmente necesario.
Ahora vamos a celebrar la Natividad. Todo esto que don Fernando Rielo supo interpretar desde un punto de vista poético, literario y filosófico me parece que puede ayudar mucho a quien se atreva a entrar por ese camino. Porque el problema no es que no tengamos caminos para llegar a Dios, sino que no haya gente que quiera transitarlos.
Por eso creo que es muy importante el mensaje que nos ha dejado y la experiencia de Dios que él ha tenido, poder comunicarla a los demás para que la gente pueda superar esta especie de agnosticismo, ateísmo, materialismo militante y, en último término, hedonismo que nos está rodeando.
Y, naturalmente, si damos a conocer el Evangelio de Cristo, unidos a la tradición de la Iglesia, no cabe duda de que habrá personas que se sientan tocadas por ello y que puedan superar este impasse de la fe que existe hoy en nuestra sociedad. Viviéndolo nosotros en primer lugar, dando a conocer el Evangelio, que es lo que él ha hecho.
Él lo ha interpretado de una manera muy original y muy creativa, pero en el fondo —como en el texto de la Escritura que citaba hoy— se apoya siempre en Cristo, vuelve a Cristo, se apoya en la Virgen.
Les diría que conozcan bien a su fundador —que seguro que ya lo conocen—, pero que penetren en su enseñanza, que sigan sus consejos, que habrá dado muchos, y que los lleven a la práctica de una manera ordinaria y sencilla. Porque la vida de fe no se transmite solo desde los púlpitos o las catedrales, sino en la vida ordinaria, en la vida diaria, comunicando a los demás lo que nosotros vivimos.