
“Te busco entre los pliegues de mi cielo” es el soneto ganador del Certamen Poético Interno de los Misioneros Identes de este año. Su autora, Irene Scifoni, no solo comparte versos, sino una verdadera confesión del alma. Es un poema breve, pero cargado de matices que revelan la profundidad de su relación con Dios.
La poesía mística no expresa solo una experiencia individual, íntima y difícil de compartir, sino que, aunque nace de la vivencia personal de quien la escribe, transmite algo profundamente universal y humano: la presencia de Dios en el corazón del ser humano.
UN VIAJE POÉTICO POR LA INTIMIDAD DEL ALMA CON DIOS
La autora, Irene Scifoni, nos lleva de la mano por un recorrido que pasa por la sed del alma, el dolor, la memoria de un encuentro decisivo y una consolación que, aunque aún envuelta en el “invierno” de esta vida, deja entrever la presencia del Amor que habita en lo profundo. Las imágenes que utiliza —“silencio herido”, “duelo del alma”, “savia nueva en mi sendero”— no solo conmueven, sino que hablan desde un lugar interior donde Dios y el ser humano se encuentran.
CULTIVAR Y PROMOVER LA POESÍA MÍSTICA: EL LEGADO DE FERNANDO RIELO
Fernando Rielo se definía un “poeta”, antes que fundador, pensador o filósofo. Con su vida y su obra, dejó a los misioneros identes una herencia viva y una importante misión: cultivar y promover la poesía mística como un camino privilegiado para expresar la relación personal con Dios. Fueron 61 los misioneros identes de todo el mundo que presentaron sus obras al Certamen Poético Interno.
Cada año, la Fundación Fernando Rielo (www.rielo.org) convoca el Premio Mundial de Poesía Mística, que en este 2025 celebra su 65ª edición. Este certamen internacional continúa reconociendo obras que, a través de la palabra poética, expresan la profunda experiencia espiritual del ser humano y su búsqueda de lo divino. Es posible presentar las obras hasta el 15 de octubre de 2025.
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Te busco entre los pliegues de mi cielo
como pájaro a la caza de semillas;
siquiera un silbo de tu voz anhelo
que roce con la brisa mi mejilla.
Reina en su lugar silencio herido
sólo roto por un canto sin consuelo
y del mundo pasajero los ruidos
no pueden arrastrar del alma el duelo.
Pero resuena el eco de aquel día
en que tus labios, mi nombre diciendo,
rellenaron mi universo entero.
Recuerda y no temas, alma mía
en el invierno que sigue arrasando:
ya fluye savia nueva en tu sendero.
Irene Scifoni, Roma 2025