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Testimonio de Liliana Sánchez Sánchez, desde Puebla

By 25 septiembre, 2017enero 12th, 2024No Comments
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Isabel era como una torre firme, fuerte, a la que nuestro Padre Celestial le confió   la provincia de México; era alegre y transmitía una ternura de amor. La forma de enseñar era con paciencia llena de humildad. Fue un gran ejemplo como hermana y superiora, me enseñó que la fidelidad a Cristo se vive en las cosas pequeñas.

Las frases que recuerdo de nuestra venerable hermana Isabel y que me confortaban son:
– La gracia de nuestro Padre Celestial nos basta.
– Me alegra Señor que sea mi hermana y no yo la que está sobresaliendo.

El amor a las Personas Divinas se le veía en el rostro, cuando te hablaba de ellas. Vivía la alegría mística. A pesar de su cansancio, siempre estuvo dispuesta y con mucho entusiasmo, más si se trataba de actividades apostólicas, porque para ella era importante dar a conocer el amor de nuestro Padre Celestial.

Con fe y esperanza realizaba todo quehacer apostólico, institucional y académico.

Durante su enfermedad estos tres momentos fueron significativos para mí:

  • Viernes de Dolores fue su operación. Este día me recordó a María que guardó un gran silencio a pesar del dolor que su interior sentía, al saber que su Hijo moriría, pero que el milagro se daría cuando él se sentara a la derecha de nuestro Padre Celestial.
  • Viernes Santo. Nuestra hermana Jana nos comunica que los tumores eran malignos y no había nada que hacer, solo un milagro.
  • Día de la Santísima Trinidad. Nuestra venerable hermana Isabel inicia una nueva vida al lado de nuestro Padre Celestial.

Un adiós en el silencio

Entre dolor y alegría,
cuantos sentimientos se mezclaron en la hora de tu partida.
Ver la agitación de tu rostro y lo sorprendido que estaba,
¿qué sucedía?
¿Sería que ya estabas contemplando la mirada de nuestro Padre Celestial?
No lo sé, ese es el gran misterio de la muerte
durante tu último suspiro.
Nosotras hacíamos ese silencio ante nuestro amado Cristo,
que consolaba nuestro corazón.
Cada minuto tu corazón latía, hasta que dejó de palpitar.
Los bellos ojos azules como el mar dejaron de mirar.
Solo vimos un rostro tranquilo que paseaba por los senderos del cielo
al encuentro de las Personas Divinas y de nuestro Padre Fundador, Fernando Rielo.

Liliana Sánchez Sánchez
misionera idente profesa
Puebla, 12 de agosto de 2017

Foto: (de Izda. a dcha) +Isabel Royo, Paulina y Liliana.