Profundamente amados por nuestro Padre Celeste es como nos sentimos los misioneros y misioneras identes de la Provincia de Filipinas a través de la vida de Fernando Rielo, nuestro fundador al conmemorar el XIII aniversario de su tránsito al hogar de nuestro Padre Celeste.
Las celebraciones se iniciaron el día 9 de diciembre con la lectura y reflexión del Claustro escrito por nuestro Presidente, P. Jesús Fernández Hernández. Sus palabras fueron de una gran edificación.
Al día siguiente, el domingo 10 de diciembre a las 14:30, se celebró una Misa solemne en nuestra residencia, en la que participaron miembros de la Familia Idente con sus familiares, jóvenes del Parlamento Universal de la Juventud, del Voluntariado Idente, estudiantes de la universidad “Our Lady of Fatima”, donde somos responsables de la Pastoral Universitaria y el grupo más joven, nuestros niños que forman parte del Catecumenado Idente y Juventud Idente. Asistieron aproximadamente unas 90 personas.
La misa fue celebrada por el padre Felix Gatchalian y concelebrada por el padre Allan Caermare, dos sacerdotes muy amigos de nuestra Institución en Manila. El padre Félix destacó en su homilía tres momentos muy importantes en la vida de Fernando Rielo: el primero, su profunda intimidad con Dios desde su niñez y su vida de oración que, a ejemplo de María, Dios estaba preparando toda su persona desde el comienzo hasta el fin para poder cumplir la misión que más tarde le confiaría y que esto solo es posible por la gracia de Dios. El segundo momento, la respuesta de Fernando Rielo a la misión recibida aún en medio de las tribulaciones. Es una respuesta que viene de saber escuchar a Dios. No fue un sí expresado solo con palabras sino con toda su vida, su mente, su corazón y su espíritu, una respuesta hasta la muerte. Y el tercer momento, su sufrimiento, su enfermedad, el testimonio de su vida llena de pruebas pero al mismo tiempo de fidelidad.
La vida de Fernando Rielo traducida en la vida de cada uno de nosotros, dijo, nos anima a estar preparados para poder afrontar cada momento con obediencia y fidelidad a Dios y si somos fieles seremos fructíferos como él. Fernando Rielo -finalizó diciendo- se dedicó, incansable, y especialmente entre los jóvenes y la defensa de la fe, a la apologética con los intelectuales y, todo ello en el marco del mandamiento de la Santidad para que todos seamos santos. Esta es la razón por la que los Misioneros Identes están presentes en Filipinas por lo cual tenemos que orar siempre por ellos.
Seguidamente, al terminar la misa, tuvimos la oportunidad de compartir nuestros talentos artísticos a través del Ateneo. Niños, jóvenes y no tan jóvenes entregaron su mejor esfuerzo y entusiasmo en sus presentaciones que deleitaron a todos los asistentes.
Finalizo el día compartiendo una merienda-cena.
A imitación de Fernando Rielo, anhelamos como él complacer cada instante a nuestro Padre Celestial y hacer felices a los demás con la certeza de que “tan solo pronunciar la palabra Padre producirá en nosotros una inmensa ternura.”