En medio de la crisis de la pandemia, la ciudad de Nueva York fue testigo de la alegría de la profesión apostólica del Hermano Don Sunit Joseph, M.Id. El Hermano Don profesó los primeros votos durante una Misa celebrada por Su Excelencia Reverendísima Luis Miguel Romero, M.Id, Obispo Auxiliar de Rockville Center, Nueva York, y concelebrada por los padres Fernando Real, Vice Superior General de los misioneros identes; Robert Badillo, Superior Provincial de la Rama Masculina de los Misioneros Identes en los Estados Unidos; y otros sacerdotes identes.
La familia de Don sufrió una gran pérdida durante la crisis de la pandemia y como resultado no pudieron estar físicamente presentes para acompañarlo en este momento especial de su vida. Durante la ceremonia se hizo mención especial a su padre y abuela, quienes recientemente pasaron a la vida eterna. La tía de Don, Leka, que había volado a Nueva York desde Chicago, representó a su familia durante la ceremonia.
Tomando el tema de la semilla de mostaza de la lectura del Evangelio del día, el P. Fernando comparó la vocación religiosa con la semilla de mostaza que primero aparece como una invitación al corazón, y luego comienza a crecer. La vocación de Don representa un testimonio de este crecimiento, que floreció por primera vez con una invitación en su Bangalore natal, India. En el momento en que recibió la llamada, Don estaba trabajando como ingeniero en la compañía de su padre y, en contraste con el joven rico del Evangelio, Don dejó todo al escuchar la llamada de Cristo a seguirlo. Por lo tanto, subrayó el P. Fernando, este día de los votos de Don, Cristo hace una promesa a nuestro hermano: que si Don permanece fiel, no solo irá al cielo, sino que también se convertirá en santo.
Después de la homilía, Don se postró ante el altar para comenzar la ceremonia de sus votos mientras los asistentes cantaban la letanía de los santos. El Superior Provincial recibió su profesión, ungiéndolo y confiriéndole un anillo que simbolizaba el vínculo duradero de Don con Cristo, el Redentor.
Al final de la misa, el P. Felipe Rufes, párroco de la parroquia Nuestra Señora de Loretto, expresó su agradecimiento al obispo Luis Miguel y a todos los que habían ayudado a que esta ceremonia fuera más hermosa y memorable. El acto solemne terminó con el canto en latín de un himno dedicado a la Madre María, “Salve Regina”.
El evento, que tuvo lugar el pasado 13 de junio en la Iglesia de Nuestra Señora de Loretto, Hempstead (Long Island, Nueva York), fue enriquecido por el magnífico coro parroquial, y fue retransmitido en directo por Facebook.