
El pasado viernes 23 de mayo, con motivo del mes dedicado a María, 164 peregrinos —entre miembros de la Familia Idente, Juventud Idente y la comunidad universitaria de la UTPL— participaron en una romería al Santuario de la Virgen de El Cisne, lugar de profunda devoción mariana en el sur de Ecuador.
La jornada comenzó a las 08:00 desde Loja: el punto de encuentro fue la Universidad Técnica Particular de Loja. En el trayecto hacia el Santuario, los peregrinos vivieron un momento de oración intensa con un trisagio solemne a María, rezado desde “El Agua del Milagro” hasta la parroquia El Cisne, en un ambiente de recogimiento y alegría.
LA ORACIÓN DE UNA MADRE ES FECUNDA
A las 11:00 se celebró la Eucaristía de acción de gracias, presidida por el P. Luis Casasús, presidente de los Misioneros Identes, y el P. José María Sierra, capellán universitario. En su homilía, el P. Luis recordó con fuerza la importancia de las madres en la vida espiritual de los hijos, afirmando que “son las lágrimas de las madres las que sostienen las vocaciones de sus hijos”.
Fue una celebración cargada de sentido, como compartía María Angélica Dávila, miembro del personal de la UTPL: “Pudimos vivir en conjunto con otros compañeros el estar cerca de María, ver la fe de muchísimas personas, y poner nuestro corazón en sus manos”. Tras la misa, los peregrinos recibieron la bendición, y disfrutaron de un tiempo para visitar el Santuario, su museo y los alrededores, recogiendo recuerdos no solo materiales, sino también espirituales.
BAJO LA INTERCESIÓN DE MARÍA
La segunda parte de la jornada tuvo lugar en el Centro Recreacional El Guayabal, en Catamayo, donde se compartió el almuerzo y un espacio de convivencia. Los momentos de descanso se convirtieron en oportunidades para la fraternidad y la alegría, especialmente entre los niños y jóvenes, quienes participaron en juegos y actividades lúdicas.
Para muchos, como Sofía Cueva, voluntaria, la peregrinación fue también una experiencia interior: “Decidí vivir esta experiencia para compartir, conocer nuevas personas y vivir una experiencia de reflexión y conversión”. El encuentro con María dejó huella en cada uno de los jóvenes, como lo expresó también Gustavo Jumbo, misionero idente: “Estar junto a la casa de nuestra Madre Santísima es algo que me llena espiritualmente, me transforma y da forma a mi corazón”. El P. Luis Casasús resumía el sentido de la jornada: “Hemos venido para dos cosas: dar gracias por todo lo recibido y pedir que María haga en nosotros ese milagro diario de dar testimonio de su amor”.