Los jóvenes que se preparan para recibir la Confirmación en la comunidad de San Antonio de Padua (parte de nuestra parroquia de San Francisco Javier situada en la Chiquitania boliviana) terminaron su ciclo preparatorio el pasado domingo 20 de mayo con una verdadera misión al pueblo en su propia comunidad. A ésta se unieron otros jóvenes de una aldea vecina y de la Juventud Idente de San Ignacio. En total fueron 42 quienes recibieron, durante la misa de Pentecostés, el envío para esta importante misión, pidiendo especial ayuda al Espíritu Santo.
Desde el inicio se creó un ambiente verdaderamente misionero de expectativa y entusiasmo compartido, no sin la inseguridad y miedos propios de la edad. Para la mayoría fue la primera vez que participaban en una misión, que consistió en visitar todas las casas de la comunidad para orar con las familias e invitarles a las varias actividades parroquiales.
La respuesta de la gente fue de una gran acogida y cariño por haber vivido momentos especiales y haber sentido el calor de una comunidad unida en torno a Cristo y a nuestro carisma. Los jóvenes han experimentado la presencia del Espíritu Santo en sus vidas y muchos de ellos han manifestado el deseo de seguir con la misión en otras comunidades.
La jornada bajo el sol radiante – aunque sin excesivo calor – concluyó con el almuerzo compartido (invitado por la misma comunidad) y un encuentro artístico muy familiar en el que varios grupos presentaron números muy bellos de la cultura propiamente chiquitana.
Quizá el signo más impactante para nosotros fue el hecho que después de terminar el ateneo todos se quedaron en el patio de la iglesia sin querer dar por terminada esta maravillosa jornada de comunión, amistad y evangelización.
