
El pasado 12 de octubre, la comunidad de los Misioneros Identes en Santiago de Chile vivió una jornada llena de gracia: por la mañana tuvo lugar la Profesión de Votos y Consagración Celibial de nuestra hermana Milena Paz Maldonado Lillo, y por la tarde la Profesión de Votos Perpetuos de nuestra hermana María Verónica Court Murasso.
Ambas celebraciones fueron presididas por nuestro Presidente, el p. Luis Casasús, quien acompañó a las hermanas con su palabra y cercanía espiritual. Participaron familiares, jóvenes y miembros de la Familia Idente, en un ambiente de alegría y comunión. Fue un día completo de gratitud, en el que se unieron el inicio de una entrega y su confirmación definitiva.
LA PROFESIÓN DE VOTOS: RESPONDER AL LLAMADO DE DIOS
En la ceremonia matutina, nuestra hermana Milena, con 23 años de edad, pronunció sus votos y consagró su vida a Dios. En la homilía de la celebración, el p. Luis habló sobre el llamado que Dios hace a cada ser humano, incluso en las realidades más sencillas y cotidianas.
Subrayó que la fidelidad a Dios se expresa en la atención al prójimo —“a todos aquellos que las Personas Divinas ponen en nuestro camino”— y en el amor perseverante en lo pequeño.
VOTOS PERPETUOS: DEDICAR TODA LA VIDA A DIOS
Por la tarde, nuestra hermana María Verónica Court Murasso realizó su Profesión de Votos Perpetuos, también ante nuestro Presidente.
Durante la Homilía, el p. Luis ecordó que el verdadero afán del alma consagrada debe ser vivir cada acto movido por el amor al Padre. Compartió además cómo, al conocer a nuestro amado Padre Fundador, le impresionó su profunda inocencia: la certeza de que todo lo que hacía era una respuesta al amor del Padre, a imagen de Cristo, que obedeció con amor hasta el final.
PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD Y TESTIMONIO DE VIDA
Las dos celebraciones transcurrieron con verdadero espíritu de familia. Estuvieron presentes familiares, jóvenes, miembros de la comunidad y de la Familia Idente, todos profundamente conmovidos por la hondura y la alegría que se respiraban.
El día dejó una huella de esperanza: una vocación que comienza y otra que se confirma, ambas testimonio de una vida ofrecida a Dios en fidelidad y sencillez.