
Estudiantes y docentes de la PUCE Ibarra participaron en una conferencia del presidente de los Misioneros Identes sobre la fuerza sanadora de la oración.
El viernes 16 de mayo, el Centro de Convenciones Fernando Rielo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Ibarra fue el escenario de una reflexión que unió fe, juventud y salud mental. Con la presencia del P. Luis Casasús, Presidente de los Misioneros Identes, y más de 70 participantes entre estudiantes, docentes y personal administrativo, se desarrolló la conferencia “La importancia de la oración en la salud mental”, organizada por la Dirección de Identidad y Misión, con apoyo de los representantes estudiantiles.
En un ambiente atento y profundamente receptivo, la voz del P. Luis no sonó como una fórmula teórica, sino como la de alguien que habla desde la vida. “La oración no es, ni debe pretender ser, una terapia”, aclaró. Frente a los enfoques que reducen lo espiritual a técnicas de bienestar, recordó que la oración es una apertura real al otro, a Dios y a uno mismo, sin filtros ni recetas.
Se afrontaron también temas delicados como el sufrimiento psíquico, el espectro autista y los momentos previos a la autolesión, especialmente entre los jóvenes. Con sensibilidad y profundidad, p. Luis mostró que el alma humanano necesita solo equilibrio, sino sentido. “A veces no escuchamos a Dios y creemos que no está. Pero es en ese silencio donde también se manifiesta”, explicó.
LA ORACIÓN ES DESCANSAR EN AQUEL QUE NOS AMA
El P. Luis también marcó la diferencia entre la oración personal y la comunitaria: “No es lo mismo. Sin embargo, toda oración comunitaria nos tiene que llevar a la unidad”. No se trata solo de estar juntos, sino de abrirse al otro y construir comunión desde la presencia compartida de Dios.
Más que teoría, la conferencia provocó experiencias. “Cuando esté atravesando algún problema o cuando me sienta solo, ahora sé que puedo descansar en la oración”, decía Edison, uno de los estudiantes. “Saber que puedo orar y conectarme con Aquel que me ama más que nadie, me hace bien”.
“Aprendí que la oración es como refugiarnos en la persona que nos ama. Es mirar a Dios a lo lejos y contarle nuestros problemas, en un diálogo sincero y simple”, afirma Bryan. “Sé que aunque a veces pueda parecer que no nos oye, Él actúa a su manera”.
PARA ESCUCHAR A DIOS ES NECESARIO HACER SILENCIO
Hoy en día es muy común sentir ansiedad y estrés. “Me encantó saber cómo el diálogo con Dios puede ayudarme a vivir una serenidad y una salud mental en nuestra cotidianidad”, decía con alegría Joaquín. “Sin embargo, necesitamos estar en silencio para sentir que Dios está a nuestro lado. ¡El silencio es fundamental! Solo allí podemos estar con Dios, quien nos guía en nuestras situaciones de cada día”
La conferencia dejó una invitación clara: hacer de la oración un modo de vivir el día a día, y no solo un recurso para momentos de crisis. Desde distintas sensibilidades y contextos de fe, los asistentes salieron con el deseo de profundizar en esa relación que sana, transforma y une.