
Para nuestro hermano querido Juan LUJAN LAULA, que de verdad vive.
Querido Juan:
En estas horas, hablamos mucho de ti, entre sonrisas y recuerdos felices. Pero hay algo más. Ya sentimos que nunca podrás salir de nuestro corazón, aunque lo principal es que tienes tu lugar en el de nuestro Padre celeste.
Todos hemos pensado cómo habrá sido tu encuentro con nuestro padre Fundador, que nos reunió en este mundo. Y tu abrazo a tus padres, a tu hermano, a las personas que te han amado siempre. Ahora nos queda soñar cómo nos recibirás tú en el cielo.
Después de visitar varias veces Arpino, uno de los lugares donde tanto has sembrado, sólo puedo confirmar que tu alma ha sido siempre la de un sacerdote idente. Creo que antes de tu ordenación ya vivías esa lejanía de ti mismo propia de quien se desvive por los demás y se consume preguntando a Cristo cómo encontrar un pan para entregarlo.
No sé cómo decirlo, pero tú lo entiendes: los lugares cambian tras los pasos de un apóstol y los días se llenan de una luz nueva, que no deslumbra, pero acompaña y acaricia.
Pasaste de una misión a otra sin quejas ni lamentos, con una elegancia que transmitía la sonrisa de tus ojos.
Es verdad que, desde este instante, recordando tus huellas, nos resulta más fácil ser fieles ¿podríamos dudar ahora de la comunión de los santos, que nos abrasa?
Eres un buen hijo, un músico y un poeta y así seguirás en el cielo. Perdona si no encuentro nada más que unos pocos versos, que me gustaría leerte en nombre de todos las misioneras y los misioneros que damos gracias por tenerte.
Sala de espera
Quizás hace ya tiempo que estoy muerto
y ando en la tierra sólo de visita.
Es posible que no vuelva nunca más.Tal vez aún no he nacido y solamente
me asomo a algún futuro
ajeno como un pasillo de hospital.Acaso soy un sueño que tú tienes,
a veces con escenas de comedia
y en ocasiones…una pesadilla
que no hay quien la comprenda.A lo mejor es que ni yo ni nadie
somos de aquí, de esta melancolía
disfrazada de mundo
con el consuelo humilde
de unas pocas estrellas.Puede que todo sea
una oportunidad para fijarnos
en las miradas que nos acompañan
llenas de la sutil desesperanza
de una sala de espera.
Aunque no lo merezco, en nombre de tus hermanas y hermanos, todavía aquí, te abrazo en los Sagrados Corazones de Jesús, María y José,
Luis Casasús
Nuova Delhi, 4 de febrero de 2023