
Roma, 24 de diciembre de 2025
«Saber que alguien te ama da una razón para seguir adelante». Esa es la seguridad que la Navidad transmite: la certeza de que Dios ama, llama y confía una misión, incluso cuando ese amor parece una locura.
Con ocasión de la Navidad y de la Anunciación del Instituto, el presidente de las Misioneras y Misioneros Identes, Luis Casasús, dirigió un mensaje centrado en el lema «Cree y espera» que Fernando Rielo dejó al Instituto Id, como orientación de vida.
Acude a tu pesebre de casa, contempla el Belén, no apartas la mirada del Niño Jesús, así un cambio será posible y seremos capaces de dar alivio de la manera más inesperada.
El mensaje concluye con una llamada a la alegría: «Si la Buena Noticia no nos arranca al menos un gesto de alegría, ¿cómo vamos a convencer al mundo de que es buena?».
A continuación, reproducimos algunos extractos del mensaje.
Extractos del Mensaje en conmemoración de la Navidad y de la Anunciación de nuestro Instituto – p. Luis Casasús
«Nuestro cometido es dar pruebas de que vivimos ya una unión con Dios, de quien no tenemos que “probar” nada, sino ante todo dejar que se m0anifieste, se transparente y se encarne…»
«Seguramente, no creemos tanto en la abnegación como en la organización de actividades, sin negar la importancia de cada una de las mil tareas que estamos llamados a hacer por los demás. Pero, al decir Cree y Espera, no estamos afirmando la prioridad de la acción ni de la reflexión, sino de la oración. Es necesario que entendamos cómo nuestro lema se refiere a la Fe y a la Esperanza, presentándolas unidas por ese anillo que simboliza la caridad.»
«Benedicto XVI, en su encíclica Spe salvi (2007), nos hizo ver la unidad de fe y esperanza de una manera comprensible y profunda, diciendo, por ejemplo: “Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente”.
La fe no sólo mira a Cristo, sino que mira todo desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver y eso exige renunciar a mi forma de mirar… pues ahí comienza todo cambio.
Se trata, sobre todo, de ver al prójimo con los ojos compasivos de Jesús…»
«Para las personas que no les inquieta la vida espiritual y para los que decimos que nos consagramos a ella, la Navidad es un tiempo de recuerdo y de nostalgia…
Aunque no todos lo crean, esa nostalgia es verdadera nostalgia del cielo, un tipo de nostalgia incurable en este mundo.»
«Alguna vez, nuestro Fundador dijo que había sido creado como melancólico… en su caso, se podría decir que era una nostalgia crónica del cielo.
Ese tipo de nostalgia nos hace agradecidos y también nos protege del apego… y, paradójicamente, nos prepara para una virtud que muchas veces es la primera que hemos de practicar: el buen humor.»
«Porque —digámoslo con una sonrisa— si la Buena Noticia no nos arranca al menos un gesto de alegría, ¿cómo vamos a convencer al mundo de que es buena?»
«El buen humor no es frivolidad… Es la chispa que nos recuerda que la última palabra no la tiene el miedo, ni el cansancio, ni la tristeza, sino la esperanza.»
«Uno de los momentos más luminosos del buen humor como gracia se encuentra en la vida de San Felipe Neri…
Su alegría no era superficial, era fruto de una profunda libertad interior y de una confianza total en Dios… Su buen humor era una forma de predicación y de testimonio; mostraba que la santidad no produce rigidez, sino libertad.»
«Cree y Espera nos recuerda que, para ayudar a cualquier persona a acercarse a Dios, todo lo que podemos hacer es asegurarle que la amamos, con el perdón, con la escucha y el servicio.»
«Y el simple hecho de saberse amado es ya una forma de curación… porque saber que alguien te ama da una razón para seguir adelante.»
«Que esta Navidad sea Anunciación de un cambio que será posible si no apartamos la mirada del Niño Jesús.»